
Los mayas han sido siempre un enigma, Hace algunos decenios, la majestuosidad de sus ciudades en ruinas y su hermosa pero entonces indescifrable escritura, llevó a muchos investigadores a imaginar una noble sociedad de sacerdotes y escríbanos. Cuando los epigrafistas aprendieron finalmente a leer los jeroglíficos mayas, surgió una imagen más oscura, de dinastías en guerra, rivalidades en la corte y palacios incendiados. La historia de los mayas se convirtió en un tapiz de fechas precisas y personajes de nombres evocadores.
Sin embargo, quedaba grandes misterios por resolver, entre ellos, qué impulsó el salto final de los mayas hacia la grandeza. En la época en la que se extendía la fama de Nace el Fuego, una ola de ciudades sacudió el mundo maya. Lo que había sido un grupo de ciudades-Estado centradas en sí mismas amplió sus nexos con sus vecinos y con otras culturas, y alcanzó las alturas artísticas que definen el periodo maya clásico.
Nuevos indicios, extraídos de las ruinas tapizadas de maleza y obtenidos a partir del análisis de textos recién descifrados, apuntan a Nace el Fuego como la figura central de esta transformación. Aunque fragmentaría, la evidencia hallada en la última década sugiere que este misterioso forastero rehízo la diligencia política del mundo maya. Combinando la diplomacia y la fuerza, forjó alianzas, instaló nuevas dinastías y amplió la influencia de la remota ciudad-Estado que él representaba, la gran metrópoli de Teotihuacan, ubicada cerca de la actual ciudad de México.
Los estudiosos discrepan sobre la naturaleza de su legado: si impulsó una época duradera de dominio extranjero o fue el catalizador de un cambio que empezaba a gestarse. Cabe también la posibilidad de que los mayas ya estuvieran destinados a alcanzar la grandeza, aunque no hay duda de que su llegada significó un parteaguas. "No sé si Nace el Fuego inventó el nuevo sistema" dice Nikolai Grube, de la Universidad de Bonn- pero estuvo allí al comienzo"
Aun antes de la llegada de Nace el Fuego, los mayas habían alcanzado alturas insospechadas en un territorio difícil. Hoy en día, las tierras bajas de la región del sur de México y Petén, en Guatemala, producen lo suficiente para la subsistencia de sus habitantes. " Nada tenía que hace allí una civilización adelantada" señala el mayista Arthur Demarest, de la Universidad Vanderbilt.
Probablemente el escenario de la antigua Waka, hoy conocida como El Perú, sea muy parecido al que encontraron los primeros mayas, quizá en el año 1000 aC: un denso bosque tropical donde las guacamayos de color escarlata, los tucanes y los buitres hacen sus nidos en los altísimos árboles de madera dura. Es una tierra de machetes y lodo, de serpientes y sudor y felinos, sobre todo el balam, e jaguar y el rey de la selva.
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